En-arbolada para existir,
tu árbol lo plantaste en mi.
Vientos hacen caer hojas
que cubren tus ojos y boca.
Pero tu brisa, mi sonrisa,
los esfuma como espuma.
Cada flecha envenenada
regresa a su propia nada.
Siempre entera, siempre pura,
eternamente en-arbolada.
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